by simon
Published on: Sep 8, 2006
Topic:
Type: Opinions

Como colombiana me encuentro ahora empezando una nueva etapa como estudiante en una universidad argentina. Y al hacerlo, empiezo a notar algunas diferencias de fondo entre las universidades de Colombia y las locales. Y parto del simple hecho de que la educación superior pública no es gratuita en Colombia.

En mi país, si aspiras a lograr un cupo en la universidad pública, deberás escoger dos caminos según la institución que elijas: rendir un examen de ingreso o ingresar vía puntaje del Icfes. El Icfes es el examen de estado que se le hace a todos los estudiantes de ultimo año de secundario, con el objetivo de evaluar los conocimientos generales adquiridos en la secundaria.

En la práctica es sólo un examen que evalúa tu habilidad con las preguntas de “selección múltiple”. En casos como la Universidad Nacional de Colombia, para poder solamente presentar el examen de ingreso, debes cumplir con un mínimo puntaje del Icfes. Desde este punto de vista, ya es una gran restricción al acceso a la universidad pública, puesto que usualmente no se ofrecen mas de 100 cupos por carrera (en general muchos menos), cifra nada proporcional a la cantidad de estudiantes que aspiran a ingresar a la Universidad.

Si tienes la gran suerte de ingresar (o una buena palanca que lo permita, como decimos allá), debes pagar una cuota por semestre, la cual, según la universidad, te la liquidan según tu estrato social y/o en base al pago de tu mensualidad en el colegio secundario multiplicada por cinco. Estos dos criterios se tienen en cuenta.

La crisis en la que está inmersa la Universidad Pública se relaciona también con el problema de la autonomía académica y administrativa de la misma, una de las grandes luchas del movimiento estudiantil universitario de Colombia.

El gobierno viene interviniendo directamente, atentando contra la autonomía universitaria a través de las reformas de los estatutos, la imposición de rectores, los planes de cobertura en detrimento de la calidad académica, la reducción de los planes de investigación, la aplicación de los procesos de acreditación sobre indicadores de eficiencia y los estándares de calidad, entre otras medidas, que lejos de fortalecer la calidad académica debilitan la función social de la universidad y su autonomía.

Pero no solo se asfixia a la universidad pública colombiana con estos mecanismos. También a través de decretos que han venido recortando gradualmente los presupuestos asignados a las universidades.

Estas medidas favorecen y refuerzan la tendencia a la privatización y las universidades se ven obligadas a buscar alternativas para conseguir recursos económicos, como lo son el aumento de las matrículas, la venta de servicios o el recorte del personal docente y no docente.

Como si fuera poco, al carácter autoritario de las medidas administrativas y académicas ya mencionadas, se suma la penetración de fuerzas paramilitares en la universidad (las cuales en muchas oportunidades se manifiestan por medio de comunicados y panfletos en los paredones de la universidad), combinándose a la represión y militarización de la protesta estudiantil que se expresa en amenazas, persecuciones, desplazamientos y asesinatos selectivos de estudiantes, trabajadores y profesores. De una, recuerdo en Septiembre del año pasado, cuando yo estaba dentro de la universidad con una comisión de derechos humanos de Inglaterra, y la policía, durante una protesta pacifica contra el Tratado de Libre Comercio (TLC), entró a la universidad disparando y mató a un estudiante, a Jhonny. Casos como estos, sumados a estudiantes muertos por golpizas de la policía, son muy comunes todos los años.

En el último informe de la Asociación Colombiana de Estudiantes Universitarios (ACEU), se dieron algunas estadísticas acerca de la situación en Derechos Humanos dentro de la Universidad, las cuales señalan que en todas las universidades publicas del país, hubo amenazas de muerte contra estudiantes y gran número de detenciones masivas ilegales.

En cuanto a la universidad privada la situación es un poco mejor pero las posibilidades de estudiar allí se reservan obviamente para los sectores de alto poder adquisitivo.

Sin embargo, a pesar de todo, los profesionales de las universidades públicas siguen teniendo excelente calidad. Esto se refleja ya en la inserción laboral y su desempeño en el mundo del trabajo.

Es una fortuna que a pesar de todos los problemas que también sufre Argentina, sea aún gratuito su sistema de educación pública. En Colombia, más allá del estado crítico en que se haya la universidad, hay muchas razones por las que aún permanece vivo el deseo de aquellos que trabajan por una sociedad mejor por mantenerla viva.



Links relacionados:

www.aceucolombia.org
www.aspuco.org
www.fecode.edu.co
www.contrarreforma.org


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Nota: Este artículo integra el Nro. 7 de la Revista Virtual InterJóvenes

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