by Luis Irigoytia
Published on: Nov 28, 2005
Topic:
Type: Short Stories

En el mes de Octubre de 1995, la Asamblea General de las Naciones Unidas suscribió un importante documento sobre la realidad de los jóvenes y su importancia como actores en el desarrollo. Este documento, denominado “Programa de Acción Mundial para los Jóvenes”, estableció un marco de acción en el cual organizaciones de la sociedad civil, gobiernos y organismos de desarrollo pudieran trabajar en conjunto sobre las problemáticas que afectan a los jóvenes a nivel global.

En los primeros días del mes de Octubre de 2005, 10 años después de la puesta en práctica de este documento, organizaciones de jóvenes de todo el mundo, gobiernos y agencias de desarrollo nos reunimos en Naciones Unidas para revisar los avances y retrocesos alcanzados, y también establecer nuevas metas para los años por venir.

En las próximas líneas quiero compartir con ustedes algunas particularidades del examen decenal del Programa Mundial de Acción para los Jóvenes (PMAJ) y también motivar algunas reflexiones sobre el rol de los jóvenes como actores en el desarrollo.

Mucho a cambiado desde aquel mes de Octubre de 1995 cuando el PMAJ se puso en marcha. Hoy, cerca del 18% de la población mundial (1.2 billones de personas) tienen entre 15 y 24 años y 30% (1.8 billones de personas) tienen menos de 15 años, es decir, casi la mitad de la población del mundo esta compuesta por jóvenes y niños.

Una gran cantidad de cambios han ocurrido en los últimos años y los jóvenes, más que cualquier otro grupo de edad, han sido los más afectados por el desarrollo de la globalización, la pobreza y las nuevas tecnologías de la sociedad de la información.

En ese contexto, y aunque parezca una obviedad, replantear la agenda del desarrollo incluyendo a los jóvenes tiene un carácter fundamental.

Con esa misión, Naciones Unidas organizó una semana de trabajo donde organizaciones de la sociedad civil interactuaron con los gobiernos en dos instancias: la primera, en seminarios y talleres informales donde se discutió como mejorar las políticas de juventud, la participación juvenil en los procesos de toma de decisión, los objetivos de desarrollo del milenio, entre otros temas.

La segunda instancia, y quizás la más importante (sobre todo por ser un hecho casi sin precedentes), en la que las organizaciones de juventud y los Estados formaron parte de una mesa de debate sobre los compromisos asumidos en el PMAJ, y de la cual surgió un proyecto de resolución apoyado casi de manera unánime que plasma la voluntad y el compromiso de las partes respecto al rol de los jóvenes en el desarrollo.

En esa mesa, que se llevo acabo en el ECOSOC Chamber de Naciones Unidas, se pudieron escuchar las posiciones de los Estados así también como propuestas de las organizaciones respecto a los 3 pilares del PMAJ: Los Jóvenes en la economía mundial, los jóvenes en la sociedad civil, y finalmente, los jóvenes en situación de riesgo. Los datos en estos 3 campos dan una real dimensión de las problemáticas sufridas por los jóvenes en la actualidad, por lo que sería útil que repasemos brevemente algunos. Cerca de 208.6 millones de jóvenes en todo el mundo viven con menos de 1 dólar al día (11.1 millones viven en Latinoamérica) , cada día 28.000 niños mueren por causas relacionadas con la pobreza, 133 millones de jóvenes no saben leer ni escribir. Más de 10 millones de jóvenes viven con VIH/SIDA, y la cifra aumenta cada año.

Ahora bien, aunque las estadísticas muestran que muchos de las datos anteriores continúan creciendo de manera alarmante, las voces de miles y miles de jóvenes de todo el planeta se escuchan cada vez más, reflejando la voluntad de cambio de todo una generación. Este hecho no esta pasando desapercibido en la comunidad internacional. Hay dos cuestiones que se sucedieron durante la semana de trabajo sobre el PMAJ que dan cuenta de esto. Primero, cada vez más naciones están incorporando delegaciones oficiales y permanentes de jóvenes en la Naciones Unidas. En la actualidad existen cerca de 40 delegaciones oficiales de jóvenes, la mayoría de ellos de países de Europa y África, siendo Latinoamérica una de las regiones con menos delegaciones y representantes de la juventud.

Muchas de estas delegaciones de jóvenes ocupan un rol muy importante a la hora de definir políticas publicas en estos ámbitos, por lo que Naciones Unidas esta efectuando un arduo trabajo para motivar a los estados a incluir jóvenes en sus delegaciones. El segundo aspecto importante a resaltar es el creciente protagonismo que han tomado las organizaciones de jóvenes en espacios de toma de decisiones.

En la actualidad, organizaciones como Scouts, la Red Global de Acción juvenil (GYAN), Peace Child, TakingITGlobal, entre muchas otras, colaboran de manera sumamente estrecha llevando la voz de los jóvenes a organismos como Naciones Unidas, el Banco Mundial, la OIT, el Banco Interamericano de Desarrollo, etc.

Mientras los esfuerzos de múltiples sectores se multiplican para generar cambios positivos en la forma de vida de millones de jóvenes en todo el planeta, el reto más importante es, sin lugar a ninguna duda, el que afrontaremos en los próximos 10 años. El Programa Mundial de Acción para los Jóvenes y los Objetivos de Desarrollo del Milenio son dos herramientas elementales para revertir muchas de las problemáticas antes descritas. Hoy, nuestro rol como agentes generadores de cambios es más importante que nunca, ya que nosotros representamos en gran medida el motor del desarrollo.

Más allá de las muestras de buena voluntad de las naciones, el esfuerzo tenaz y el profundo compromiso del Programa de Jóvenes de Naciones Unidas, además de la madurez y profesionalidad con la que trabajaron las organizaciones de jóvenes, la revisión del PMAJ dejó un mensaje profundo en cada uno de los que estuvimos allí. Este mensaje es que hoy, más que nunca, es tiempo de que tomemos compromisos audaces, de que demostremos que podemos mejorar nuestras sociedades, y que hagamos que nuestras voces se escuchen. Nuestras generación puede pasar a la historia por ser la primera en acabar con la pobreza y hacer de este mundo un lugar más justo, y creo que no debemos renunciar a ese compromiso.

Quisiera cerrar esta nota con una frase que sintetiza en gran parte el compromiso y la convicción de millones y millones de jóvenes que día tras día trabajan para cambiar nuestra realidad: Nuestra generación no quiere ser la próxima en fracasar, sino más bien, queremos ser los primeros en tener éxito. Trabajemos todos juntos por ello.

Para más datos sobre el programa, se recomienda visitar el sitio de UN: http://un.org/youth

Recurso: http://esa.un.org/unpp



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Nota: Este artículo integra el Nro. 1 de la Revista Virtual InterJóvenes

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