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Todo empezó con una fila de dos cuadras para entrar al campo. Dicho sea de paso, se calcularon unas 15.000 personas en el estadio de All Boys. Cuando entramos estaban hablando los chicos de La Luciérnaga (una revista de la ciudad de Córdoba, como Hecho en Buenos Aires , pero que empezó mucho antes), y después hablaron los del programa radial La Colifata. Este es un programa que está en el aire todos los sábados a partir de las 14:00 hs. y es transmitido desde el Hospital Neuropsiquiátrico Borda. Fue el primer proyecto de este tipo en todo el mundo y sirvió de guía para muchos proyectos en muchos países.
El recital fue a beneficio de estas organizaciones y a medida que los internos del hospital, que participan activamente del programa, iban pasando por el escenario uno podía ver los videos que los oradores mostraban de sus trabajos. Cuando todos terminaron de hablar se sentaron en una pequeña grada ubicada al costado del escenario.
Al rato apareció la imagen de Manu Chao en las pantallas gigantes de los laterales del escenario. Saludó con abrazos y besos a todos los que estaban en la pequeña grada, y se paró frente al micrófono, en medio de un estrepitoso aplauso.
El recital comenzó alrededor de las 21:00 con un solo del percusionista y el ritmo se fue convirtiendo en música electrónica. La gente ya saltaba eufórica, y, de repente, bajó hasta un ritmo de reggae… . Un rato así, y luego punk!!! A este punto el corazón parecía que me estallaba. Después de varios cambios de ritmo y un par de temas, salió al escenario y saludó el colifato número uno, según Manu Chao: Lalo Mir. Que siempre pasaba bloques de la Colifata en su programa de la Rock & Pop.
Una cosa que me llamó la atención fue la fauna diversa que concurrió al show. Estaban los mismos de siempre, es decir lo pibes que hacen pogo, los que están borrachos, muchas hippies progre (no tan hippies) y muchas chicas muy bien vestidas. Como, por ejemplo, las chicas que estaban delante de mí, entre las cuales una lucia una blusa blanca, sandalias con taquito blancas, y carterita también blanca… Pero a todos los hermanaba algo: Manu Chao.
Lo curioso y, digamos la perla de oro de este recital aparte de Manu, fue que entre tema y tema, aparecía un colifato recitando un poema y/o diciendo cosas como “Bush, asesino de conciencias”.
Una de las últimas en aparecer en escena fue Estela, una abuela que habla en la Colifata y que se la puede ver en la estación Tribunales del subte línea D. Y como nadie se callaba, porque la verdad es que todos estábamos un poco sorprendidos de que ella salga a hablar, retó a todo el público y les pidió silencio… y ahí estábamos, 15.000 personas escuchando en un silencio absoluto a Estela. Entonces nos enteramos que la “iBook”, como ella dijo en referencia a una laptop que le habían robado al director del programa, y que contenía todo lo referente al mismo, fue repuesta por la empresa que la fabrica .
Finalmente el show terminó cerca de la medianoche, transcurriendo por diversos ritmos. Y creo que no fui el único que terminó destruido de tanto sacudirse… La verdad, muy lindo y emotivo ver a Manu Chao en Buenos Aires después de cinco años. Sobre todo, por todo lo que cambió el mundo en ese mismo plazo.
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Nota: Este artículo integra el Nro. 1 de la Revista Virtual InterJóvenes
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Che Julián
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