by Leila Mucarsel
Published on: Mar 30, 2005
Topic:
Type: Opinions

LA CAMPAÑA DEL MILENIO DE NACIONES UNIDAS:
¿Utopía o alternativa realista a la hora de reducir la desigualdad?


Desigualdad. Por mucho que nos pese vivimos en un mundo caracterizado por profundas desigualdades de toda índole. Nuestro planeta se define por una gran pobreza en medio de la abundancia. De un total de 6.000 millones de habitantes, 2.800 millones -casi la mitad-viven con menos de US$2 diarios, y 1.200 millones -una quinta parte-con menos de US$1 al día. Pero generalmente la realidad nos sorprende más si la vemos a través de nuestros ojos que mediante complejas estadísticas numéricas. Y hoy en día con solo salir a las calles de nuestras ciudades somos a diario testigos de esta triste realidad. Paradójicamente vivimos en la época de mayor desarrollo en la historia de la humanidad. Las condiciones humanas han mejorado más en el último siglo que en todo el resto de la historia de la humanidad: el aumento de la riqueza mundial, los contactos internacionales y la capacidad tecnológica son ahora mayores que nunca. Pero la distribución de esas mejoras ha sido extraordinariamente desigual.

Ante este desolador panorama, en Septiembre de 2000 los líderes de los países se reunieron en la Cumbre del Milenio de N.U. y redactaron los denominados “Objetivos del desarrollo del Milenio” , que sintetizan los objetivos de desarrollo convenidos en las conferencias internacionales y las cumbres mundiales del decenio de 1990. Nace así la Declaración del Milenio donde los dirigentes del mundo destilaron los objetivos y metas esenciales. Sobre la base de esta declaración, el PNUD ha elaborado, junto con otros departamentos, fondos y programas de las Naciones Unidas, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), un conjunto conciso de objetivos, metas numéricas e indicadores cuantificables para evaluar el progreso. El nuevo conjunto, denominado 'Objetivos del desarrollo del Milenio', incluye ocho objetivos que se traducen en 18 metas concretas y más de 40 indicadores.
Pero...¿Cuáles son los famosos Objetivos del Milenio? Estos objetivos incluyen :reducir a la mitad la pobreza extrema y el hambre, lograr la enseñanza primaria universal, promover la igualdad entre los sexos, reducir en dos terceras partes la mortalidad de los menores de 5 años, reducir la mortalidad materna en tres cuartas partes, detener la propagación del VIH/SIDA, el paludismo y la tuberculosis, garantizar la sostenibilidad del medio ambiente y fomentar una asociación mundial para el desarrollo, con metas para la asistencia, el comercio y el alivio de la carga de la deuda. Son estos una serie e objetivos sucede que en la citada Cumbre la comunidad internacional en su conjunto se comprometió a enfocar sus esfuerzos para alcanzar la consecución de estos objetivos para el año 2015. Ya nos encontramos en el año 2005, casi 5 años pasaron de aquella ambiciosa promesa y los informes de N.U. hablan de que los progresos realizados son insuficientes para el cumplimiento de las metas en el plazo establecido. En su último informe, el secretario general de N.U. (Kofi Annan), dijo: ''El progreso en alcanzar las Metas de Desarrollo del Milenio está lejos de haber sido uniforme en el mundo''. Y ¿Cuál es la posición de nuestra región en este proceso? Latinoamérica presenta resultados dispares en la carrera por alcanzar los objetivos del milenio. Según este informe somos, junto al Medio Oriente, las economías en transición y el norte de Africa, las regiones más atrasadas, “a menudo perjudicadas por una creciente desigualdad”. Mientras que ''las mayores mejoras han tenido lugar en el este y el sur de Asia''.

Habiendo hecho este repaso de la situación con respecto a los ODMs cabe ahora formularnos una serie de preguntas acerca de estas metas. En primer lugar y como base para cualquier planteo es necesario preguntarnos si creemos en estos objetivos. A lo largo de la historia ha habido enorme cantidad de cumbres, conferencias, foros , que reunieron a la comunidad internacional en busca de consenso y de planificar soluciones conjuntas los problemas mundiales. La ONU, como el principal agente político internacional, ha sido la primordial organizadora de estos concurridos eventos. Pero la experiencia nos habla de que en muchos de esos casos las conclusiones y propuestas realizadas por los países quedan simplemente en eso, en palabras bonitas que llenan larguísimos documentos que terminan archivándose. Entonces inevitablemente nos surge preguntarnos ¿Por qué esta vez va a ser diferente?
Aquí debemos decir que nada asegura que esta ocasión las cosas sean diferentes, aunque suene pesimista si vemos los resultados actuales las perspectivas no son lo que se dice promisorias. Pero también tenemos que resaltar que no se trata de metas superfluas, ni de objetivos que no tengan demasiada incidencia en nuestras vidas cotidianas. Estos objetivos son metas completamente básicas para el futuro de la humanidad. Si en el s.XXI aún no somos capaces de alimentar a la mitad de la población mundial, si no somos capaces de educar a millones de nuestros niños, si el muchos Estados las mujeres no son respetadas ni protegidas (por solo citar algunos de los tantos graves problemas que afronta el mundo), hay algo que anda demasiado mal. Nos encontramos en un momento crucial para a humanidad. Así es, una vez leí que los hombres y mujeres de cada época han sentido lo mismo. Pero hoy en día hablamos de un mundo que no es sostenible bajo ningún punto de vista, surge aquí indudablemente el tema ambiental, otra de las metas, nuestro ambiente nos está dando una serie de alertas que no podemos dejar de oír.

Si nos tomamos el trabajo de analizar estos objetivos llegamos rápidamente a la conclusión de que los mismos no son demasiado novedosos, ni plantean ideas nunca antes formuladas. Son simplemente un resumen de lo que se viene hablando en las últimas décadas en materia de desarrollo humano. Pero ¿En dónde radica entonces la importancia de los ODMs? Creo que en dos factores claves, en primer lugar le han dado un impulso significativo a estos temas en las agendas de los países, los organismos internacionales, la prensa, etc, un lugar que no tenían hace algunos años. Además junto con estas metas se crearon una amplia serie de indicadores de desarrollo que permiten observar de cerca los avances y retrocesos, y que son novedosos porque abarcan datos antes no tenidos en cuenta (como mortalidad, asistencia escolar y muchos otros). El otro factor esencial es que representan un acuerdo de la comunidad internacional y un compromiso con estos objetivos, con plazos establecidos inclusive, que aunque como dijimos no asegura nada, implica que nadie se puede desentender tan fácilmente de estos temas y que podemos exigir como ciudadanos verdadera acción.

Pero hay algo que es fundamental, es una verdadera fantasía creer que estos objetivos van a ser alcanzados sin el aporte de todos nosotros. El amargo sabor de la experiencia nos dice que pretender que los gobiernos o organismos internacionales resuelvan nuestros problemas trae pésimos resultados. Más aún sería hipócrita de nuestra parte pretender que así fuera, la “comunidad internacional” somos TODOS. El único camino viable para la consecución de estos objetivos es que todos nos comprometamos con ellos, que entendamos que no se trata de banderas partidarias o de ideologías, de Estados desarrollados vs. Subdesarrollados, ni de organismos internacionales lejanos a nosotros. Se trata de un mundo que nos necesita. Desde nuestro lugar de jóvenes es mucho lo que podemos hacer, informándonos, opinando, pero principalmente enfocando día a día nuestra inteligencia y nuestros esfuerzos al logro de estas metas, desde lo pequeño, lo cotidiano, que como sabemos es la única forma de construir grandes cosas. La Campaña del Milenio se hace día a día y es urgente entender que somos agentes vitales en la ejecución esta tarea.

Asistí hace un tiempo al Primer Foro de los Jóvenes con los líderes de los Grandes Emprendimientos, allí tuvimos una charla con Pablo Vinocur uno de los asesores de esta Campaña del Milenio, y de todo lo que mencionó esta persona una frase que me quedo grabada fue que “es urgente apropiarnos de estos objetivos”. Puede sonar a demasiado utópico creer en el logro cercano de estas metas , pero hoy más que nunca hagamos eco de la famosa consigna de aquel Mayo Francés del 68’: “Seamos realistas, pidamos lo imposible”, y luchemos por alcanzarlo.

« return.