by Fabrizio Scrollini
Published on: Mar 28, 2005
Topic:
Type: Opinions

Situado en el este del Uruguay, Maldonado es uno de los Departamentos de mayor riqueza natural, contando con playas privilegiadas, lagunas, cerros, excelentes paisajes, así como buenos niveles de seguridad e instrucción en su población. Maldonado ha comenzado en los últimos diez años, un auténtico proceso de crecimiento económico, lo que ha traído a la zona mucho bienestar y nuevos desafíos.

Uno de los desafíos que el Departamento ha debido afrontar, es la masiva inmigración de habitantes del resto del Uruguay, quienes buscan nuevas fuentes de trabajo.

Por otra parte, esto el reciente crecimiento poblacional ha hecho que algunas zonas comiencen a crecer de manera acelerada y sin la suficiente planificación por parte del Gobierno, llevando a situaciones delicadas, como el establecimiento de asentamientos (personas que se afincan en tierra que no es de su propiedad). Los asentamientos no solo son un problema desde el punto de vista jurídico y económico; también lo son desde el punto de vista humano, debido a la gran cantidad de niños y jóvenes que viven en ellos en condiciones francamente inhumanas. A eso se suma todo la cuestión cultural que es propia de los asentamientos, y que es muy difícil de revertir. Una vez que la gente ha sido literalmente aplanada por la vida, no hay vuelta atrás, convencerlos de que el sistema funciona es sumamente difícil.

Otro de los desafíos que se incorporan a este elenco, y que es el motivo de estas líneas, es el de encontrar un camino hacia el desarrollo sostenible. El concepto de desarrollo sostenible es bien simple: implica el crecimiento económico de una comunidad sin comprometer los recursos para las futuras generaciones. Las futuras generaciones no son otras que las que hoy no existen, las que existirán, pues una nación es la suma de su pasado, su presente y su futuro. Las futuras generaciones, se encuentran en el vientre de cada madre, en cada pequeño niño que comienza a gatear, y en cierta medida, en los jóvenes que comenzamos a formar parte de esta comunidad.

El tema no es menor. En los últimos meses se ha venido debatiendo acerca de la aprobación de una serie de proyectos edilicios, los cuales serían de gran envergadura, y serían excepcionales frente a la normativa sobre construcción del Departamento. No es mi intención ingresar en el debate en sí, pero si señalar algunos puntos que puedan contribuir a la toma de decisiones acertada.

La primera cuestión es que este debate se ha politizado en demasía. Para quien lee la prensa, o escucha la radio, la cuestión parece plantearse de la siguiente manera: Torres ¿a favor o en contra? Y esto no es así. No todos los proyectos que se han presentado son iguales, por ende, la verdadera cuestión debería ser caso a caso.

La segunda cuestión importante es tener claro el marco de debate. ¿X Torre, contribuirá al desarrollo en los próximos 20 años? ¿De que manera? ¿Además del resultado inmediato en puestos de trabajo, que resultados tendremos en los años por venir? ¿Es el paisaje de un lugar algo que merece ser conservado? Estas preguntas son las que no he escuchado. Nadie se lo ha preguntado seriamente.

La tercera cuestión, y que en realidad es la más importante ¿Que plan de comunidad tenemos para los próximos 20 años? ¿Queremos que Maldonado sea algo similar a Miami, Ibiza o Isla Margarita? ¿Queremos que existan zonas similares a grandes balnearios y otras reservadas y protegidas? En resumen, previo a todo esto, deberíamos saber que es lo que queremos. Y para saberlo el diálogo político de todos los habitantes de la comunidad y de sus representantes se hace claramente necesario. Ese diálogo no se puede realizar bajo acusaciones mutuas, amenazas de referéndum, sea en contra o a favor, o simplemente bajo prédica chabacana y oportunista en tiempo preelectoral. Tal vez deberíamos discutir esto en serio posteriormente a las elecciones más tranquilos.

Y sí alguien cree que el tiempo corre, y que las inversiones se irán de Punta del Este, les tengo noticias: los negocios se hacen porque dan algún rédito, porque existe un interés legítimo y privado que quiere ser satisfecho, pero todo tiene un límite. Tratar de extorsionar con acciones como decir que invertirán en otro lado, o que Uruguay no es serio para invertir y que retirarán su dinero, o que lamentablemente no podrán dar trabajo a la gente local, y cosas por el estilo es demagogia y del peor nivel. Uruguay siempre ha dado certeza jurídica, seguridad a sus inversiones. En todo caso la situación de la que hablamos es excepcional y como tal ha de tratarse. Con todo lo que se ha invertido en el balneario, que cinco o seis personas no quieran invertir no constituye el fin de flujo de inversiones.

A su vez deberíamos pensar, como esto servirá para que los más jóvenes podamos acceder a un mejor nivel de vida, pues esa es la naturaleza del ser humano: legar a la futura generación algo mejor. Ese algo mejor, es un Departamento en condiciones de seguir andando, produciendo, y siendo un paraíso cada día mejor.

Veo con asombro y desconcierto, como nuestros supuestos líderes y representantes hacen toda una gran puesta en escena en torno al tema, cuando al Departamento realmente le va la vida en esto. Para quienes no lo han percibido Maldonado ha dejado de ser el pueblito apacible al que todos estábamos acostumbrados. En este auténtico punto de inflexión podemos tener la chance de ingresar en un espiral virtuoso hacia el desarrollo, o en un abismo sin retorno. Solo como dato, en el año 2000 el mundo firmó en Nueva York la Declaración del Milenio, una suerte de manifiesto donde las Naciones Unidas fijaron los Objetivos de Desarrollo del Milenio, entre ellos lograr un desarrollo sostenible, un balance entre crecimiento económico y conservación del ambiente. El camino que el mundo entero elige tomar es ese, y en Maldonado parecemos no enterarnos.

Como joven de esta comunidad, nacido y criado en ella, deseo para mi Departamento lo mejor. Pero espero un debate serio del tema y no más fuegos de artificios, para que mi generación y las que vienen detrás de mí, no tengan que pagar el costo de una decisión mal tomada. Es lo que todos nos merece


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