by OPCION Venezuela
Published on: Feb 8, 2004
Topic:
Type: Opinions

(Publicado en www.opcionvenezuela.org)

Del país dividido al país que se toca. El análisis de entorno y la experiencia de los miembros fundadores de Opción Venezuela nos lleva a considerar una premisa que sintetiza nuestro macroproblema: “los venezolanos no nos conocemos”. El venezolano común y corriente
considera que el país está compuesto por su entorno cercano -grupo primario: amigos, familia- a la vez que ese “otro” -o diferente- no es parte de la concepción de país. A ese “otro” muchas veces sólo se percibe a través de los medios de comunicación de un modo estigmatizado, y hasta se llega a percibir como un “estorbo”.

No hay confianza entre “nosotros”, pero sí muchos prejuicios sociales que amenazan con profundizar la desintegración social en los venezolanos, y con ello el “cemento” que haría posible cualquier proyecto de cambio social hacia el desarrollo y la superación de la pobreza.

En este contexto: la historia que nos contamos para referirnos a nosotros mismos está plagada de descalificaciones, y en ello las élites –económicas, políticas y culturales- tienen una significativa responsabilidad, pues no han dado respuestas a los graves problemas sociales que nos afectan y mucho menos han entrado en diálogo con los sectores populares. Hay una ausencia de reconocimientos mutuos y por tanto de un proyecto integrador. En ausencia de espacios de encuentro, se culpabiliza a los excluidos, por lo que no se asumen responsabilidades, ni se reflexiona en profundidad acerca de este problema.
Algunas de las causas de esta situación podrían describirse como: Ausencia de espacios públicos para la integración y la convivencia social; Ausencia de memoria histórica, nostalgia; Injusticia social; Políticas públicas ineficientes y efectistas; La acción en lo público es percibida como poco atractiva. Más allá de las campañas electorales, no toca las fibras y sensibilidades de la gente; Creciente índice de inseguridad pública; Fenómeno del “Nuevorriquismo”; Creciente competencia. Recursos escasos; Intereses y valores orientados a la sobrevivencia.

Como consecuencias de esta situación se derivan algunos efectos como: Visión fragmentada de los problemas del país. Reactividad, cortoplacismo, defensa de intereses individuales; Familismo amoral en sectores estratégicos. Compadrazgo, amiguismo; Éxodo de capital humano; Exclusión; Intolerancia; No se abren posibilidades para el crecimiento económico; Obstáculos para la movilidad social (somos “Hijos de la crisis”); La democracia se hace poco sustentable; los sectores sociales incluidos sienten temor por perder el status. Perspectivas a corto plazo. Vulnerabilidad de clase.

Hay un círculo vicioso que reproduce y mantiene esta situación en las nuevas generaciones que podrían estar llamadas a innovar en este sentido. Por ello, refiriéndonos a un sector estratégico como es la juventud universitaria, a pesar de que en las universidades se alberga la potencialidad y capacidad de expresión dispuesta a asumir la tarea de reconciliación y reconstrucción de la sociedad, se considera que también hay una escasa responsabilidad social de este sector.

En síntesis, Opción Venezuela confía en los universitarios, pues se apuesta a que más allá de las aulas se pueda realizar un incidencia significativa en a favor de un movimiento social que respete, integre y promueva las diversas realidades y saberes que existen en el país, en favor de la construcción de un sentido de futuro común del que los venezolanos carecemos desde hace algún tiempo.


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