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La pobreza satanizada Printable Version PRINTABLE VERSION
by Juan Pretel Chavarri, Apr 21, 2005
Human Rights   Opinions

  

La Pobreza No Debe Ser Satanizada

Hasta hace muy poco, no tenía conocimiento de la existencia de una postura que aseguraba que la población pobre de un país era el sector en riesgo de cometer delitos en su sociedad, la sola idea me indignó, no por el hecho de que toda persona tenga derecho a la presunción de inocencia, sino por el simple hecho de que ese concepto crea el concepto pobre = delincuente, lo cual es inadmisible.
Sustento mi posición con una experiencia que me tocó vivir en Enero del 2004. En ese entonces me tocó ser instalador del Proyecto FITEL, el cual se encarga de instalar teléfonos rurales en zonas alejadas de la capital, es por esto que llegué al distrito de Azangaro, en Yauyos, una de las provincias de Lima, zona de gente dedicada a la agricultura.
Luego de 6 horas de duro camino en camión, llegamos a Azangaro, donde los pobladores nos recibieron con entusiasmo y muchos deseos de ayudarnos. Una vez terminada la instalación y ya funcionando el teléfono, muchos comenzaron a llamar a sus familiares y amigos, comprando gran parte de las tarjetas al concesionario. Yo estaba absorto viendo como ellos se divertían con una alegría cercana a lo inocente, cuando una anciana, tocándome el brazo tímidamente, me dijo que quería llamar a su hijo en Venezuela, pero no tenía dinero; a mi, como instalador, me daban un crédito para pruebas y llamadas particulares que nunca llegaba a gastar, ya que la tarifa de estos teléfonos es subsidiada por el Estado Peruano, no dudé en marcar el número que me dio apuntado en un papel. Lo que sucedió fue que ella habló en quechua con su hijo, al que no veía hacía 10 años, y conoció la voz de su nieto, fue conmovedor verla sorprenderse de escuchar el sonido del auricular, verla reír y llorar de emoción y alegría. La señora nos agradeció emocionada el favor, cosa que a nosotros no nos costaba mucho.
A la mañana siguiente, antes de partir, encontré de nuevo a la anciana, quien me insistió en desayunar en su casa, gesto muy común en nuestros pueblos andinos, pero lo que me sorprendió fue que, al entrar a su humilde cocina, la señora nos sirvió un plato de caldo de gallina, la cual es muchas veces la única que ellos poseen en sus corrales y es para ellos un patrimonio valioso. Le dije que no debía haberse molestado tanto, pero ella me respondió que hacía mucho que no se sentía feliz, y que eso era gracias a mi trabajo.
Nunca pensé vivir una experiencia tan emotiva desde una labor tan fría como la ingeniería, pero lo cierto es que esta experiencia me dejó dos enseñanzas
Primero, que la pobreza no está peleada con la dignidad, es mas, van siempre de la mano, a esta mujer le hubiera hecho sentir mal el no demostrar su gratitud, y lo hizo sin dudarlo, lo cual la dignifica desde su pobreza. Segundo, siempre podemos agregarle algo mas a nuestro trabajo que metas cumplidas en un calendario, podemos darle un valor social incalculable.
Y pues, no, no puedo creer que un pobre deba ser alguien en riesgo de delinquir, habiendo trabajado en lugares donde la gente humilde me ha demostrado ser generosa con lo poco que tiene y tener mucha dignidad, no puedo estar del lado de los que satanizan la pobreza








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Comments


Damian Profeta | Apr 23rd, 2005
Hola Juan, me sacaste un lagrimón... Gracias por compartir esa experiencia con el resto de la Comunidad TIG! Un abrazo! Damián

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